«Tengo mucha faena, mejor pásate la semana que viene», «no he tenido tiempo de mirar el tuyo» o «estoy esperando que me traigan la pieza que falta», son las típicas excusas de taller mecánico que José Cortés, vecino de la localidad sevillana de Cantillana, tuvo que escuchar durante 14 años.
Esta odisea comenzó en febrero de 2003, cuando el hombre tuvo un pequeño accidente con su Ford Sierra y decidió repararlo en el taller Hermanos Capdevila de Villaverde del Río (Sevilla), que le ofreció el presupuesto más asequible. Con una factura de 2.405,72 € —de los que tuvo que abonar 2.000 en el momento de la entrega— y la promesa de tenerlo en un plazo máximo de 25 días, José acudió al banco para pedir el préstamo que necesitaba.javascript:false
PUBLICIDAD
Pasaron los días y los pretextos y justificaciones empezaron a aflorar. «Cada vez que iba me contaban que tenían problemas familiares y que no habían podido empezar el arreglo de mi coche», relata Cortés. Así, esos días se convirtieron en semanas, y estos a su vez en meses y en años. La reparación a realizar no requería tanto tiempo, aunque el propietario se fiaba plenamente de la profesionalidad de estos mecánicos y mantenía la esperanza de volver a conducir su automóvil.
Pero con cada hoja del calendario que arrancaba, la confianza disminuía —tanto no podía tardar en llegar la dichosa pieza—. A los ocho meses del accidente, este chófer de autocares tuvo que comprarse otro vehículo ante el vacío que dejó el ausente Sierra. Aun así, su fe no desapareció por completo hasta pasados cinco años.
LEE MÁS HISTORIAS DE DIARIO DE ESPAÑA
Tras las continuas visitas semanales con sus correspondientes evasivas, decidió poner fin a la situación y denunciarlo ante la Guardia Civil en 2008. «Durante todo ese tiempo nunca puse en duda el buen hacer de ellos, pero cuando pasaron cinco años fui consciente de que ya no me lo devolverían», confiesa el afectado.
Este periódico ha intentado recabar la opinión del propietario del taller, pero ha rehusado dar su versión sobre lo ocurrido.
Todos sus esfuerzos y el abogado de oficio no solucionaron el problema. Después de 14 años, continúa en la misma situación. La denuncia fue archivada, los hermanos mecánicos se eximen de responsabilidades, y él sigue sin ver su Ford Sierra arreglado. «El próximo martes voy a poner otra denuncia. Confío en que la justicia no deje impune a los que, a buen seguro, llevaron mi coche al desguace», finaliza Cortés